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sábado, 23 de agosto de 2014

¡Vacaciones!


La academia nos deja una "semana libre", de domingo a domingo. Supuestamente es para que el que tenga cosas atrasadas pueda ponerse al día pero en clase todos contábamos las horas. Ayer fue el último simulacro y éramos la mitad del grupo. Muchos ya habían cogido rumbo. Por fin, ¡días libres! La gente se buscó vuelos, excursiones, tours o, como en mi caso, billetes de guagua. Varios me preguntaron si me volvía para Tenerife. Mi respuesta era: "... Nahh". Tampoco me motivaba en exceso el plan de quedarme en la ciudad. La libertad está ahí para empujarte a salir, a disfrutar y a vivir. Para estos días libres me planifiqué un viaje al norte. Me voy a Santander a visitar a unos familiares, a saborear otra vez el mar salado, ver un sitio compeltamente nuevo para mí y dejar atrás el cosmopolita Callao, el lindo Retiro, los románticos edificios de ladrillos y el maravilloso chirriar de los vagones del metro por un tiempo. Es la primera vez que viajo allí aunque seguramente no será la última. ¡Deséame buen viaje! Los manuales y el libro gordo se quedan aquí esperándome. Tú vas conmigo en el bolsillo pero como no sé si podré sentarme a escribir, te dejo por unos días (libres) con la promesa de fotos chulas el próximo domingo. Ya oigo las olas... 
¡Nos vemos a la vuelta amigos! ¡Sean muy felices!

lunes, 18 de agosto de 2014

Madrid Meeting

En estos meses he comprobado mi teoría de que conocer gente en Madrid es complicado. Hasta ahora no he hecho grandes amigos (y llevo casi dos meses). 
Las personas nuevas que conozco son mis compañeros MIRes de la academia, el reponedor del Carrefour Market (al que siempre le tengo que preguntar dónde están las cosas que busco: chacho, ¿dónde está el queso en loncha?, ¿el tomate en salsa?, ¿has visto la sacarina?) y mi vecino de arriba.

De la academia conozco gente muy variada de variados sitios del mundo como Asturias, Costa Rica o Brasil. Se han formado pequeños grupitos de amigos, por conocidos comunes o simplemente cuestión de gustos, a los que he decidido no agregarme. Esto sonará muy antisocial pero: no tengo tiempo para grupos de amigos ni quedar cada dos días para tomar cañas ni tapas. Básicamente he acabado relacionándome con las personas que se sientan cerca de mí en clase (siempre usamos los mismos sitios, casi). Nos reímos juntos, comentamos cosillas y luego cada uno para su casa o donde quiera que estudie. Esta es la vida del estudiante MIR de AMIR (porque en otras academias nos han comentado que... bueno, todo es muy diferente). Supongo que los que están estudiando el MIR a distancia podrían pensar que los del curso presencial hacemos más vida social. Qué chiste... cuéntame otro.   

El reponedor del Carrefour no da mucho de sí mismo (literariamente hablando). La primera vez que le pregunté por la sacarina me dijo: "Mm, sí.. espera.. creo que está aquí, ah no.. aquí detrás... ¿tampoco? pero si de hecho la coloqué yo ayer.. espera que la busco". Bravo. Si él se pierde ya no me siento tan desorientada yo. Lo veo casi todas las semanas porque siempre está pululando por los pasillos donde se detiene el tiempo para mí. Soy MUY indecisa así que elegir entre pan de molde integral o sin corteza me supone una dura cuestión; cuando hay que elegir galletas, ni te cuento. Le doy muchas vueltas. Con el café y el chocolate no suelo tener dudas. Soy de gustos pijos fijos.  

En cuanto a mi vecino, no podría haber tenido más suerte. Vive con su madre en el piso justo encima del nuestro. Ella chilla un poco cuando habla por teléfono pero él es un encanto: casi nunca está en casa y cuando está, ni se le oye. Con vecinos así da gusto estudiar. Trabaja fuera de casa la mayor parte del día. Es más o menos de mi edad, está de buen ver y parece simpático, ha hablado con él un par de veces que nos hemos encontrado en la escalera. Tiene novia pero curiosamente también tiene demasiadas camisas rosa y azul pastel, no digo más. También es cierto que hay veces en que me gustaría subir y darle un palo en la cabeza: por ejemplo, los viernes por la noche, cuando le da por poner la música a tope. La música es buena, me gusta su estilo pero la verdad es que a la 1 de la mañana, me raya un poco. Yo lo entiendo, es joven y quiere divertirse; pero chico solidarízate con el resto de mortales y vete de bares como los demás. Igual sería interesante comentarle que los MIRes también nos levantamos a las 7,30 am los sábados. Ay señooooorrr...   

jueves, 14 de agosto de 2014

Mientras tanto

En el otro piso bien. Nuestro piso temporal estaba en el nº 90 de la c/Mientras-tanto

El lunes pasado aparecieron los obreros y la casera a las 8,30 am, momento en el que terminábamos de recoger y emprendimos la marcha. Nos iban a reformar los 2 cuartos de baño en 5 días, según las previsiones. Mis compañeras de piso B.V. y A. se vinieron conmigo, somos un pack. La agencia misma fue la que nos buscó nueva accommodation, unas cuantas calles más abajo, en nuestro barrio. 

Nuestra casera M. se ofreció a llevarnos en su coche así que pasamos por la oficina a firmar papeles y a recoger las llaves. Luego fuimos al piso. Llegamos sobre las 10,45 am. Nos pasó una de las cosas más graciosas que te pueden pasar al entrar a un piso... ¿no lo adivinas? Pues resultó que entramos por la puerta, casi empujadas por nuestros bolsos, y lo primero que vimos fue a un chico en la cama de la habitación que está junto a la puerta. (¿Hola? ¿no se supone que era un piso para chicas?). Lo más chocante no era eso, sino el hecho de que el chico iba muy escaso de ropa, yo lo vi bastante cómodo como para no vivir ahí. (Oh my God!) Cuando cada una se instaló en su habitación, me dije "¿son manías mías o vi a un tío en la cama?". Era una tontería preguntármelo cuando podía ir directamente a comprobarlo. 


Era real. El tío estaba en la cama como una marmota (a las 11 am, lunes). Me presenté, le dije que éramos las nuevas inquilinas y que veníamos para una semana. Él se revolvió un poco en la cama y, sin incorporarse, me saludó y me dijo que él vivía allí... bueno, había ido "a pasar el fin de semana". Por el olor a colonia de hombre que había por todo el piso no lo juraría, parecía que llevaba un mes vaporizando Axe por todos lados. Su novia, M., la actual inquilina de esa habitación estaba fuera. La conocimos más tarde cuando llegó: resultó que era polaca y sólo hablaba inglés. Parecía una chica normalita. Por la tarde finalmente despidió a su novio y abrimos las ventanas para que la mezcla de olor a recién pintado y Axe no nos asfixiara. 

Después de comer nos dimos cuenta de que la orientación del nuevo piso era distinta al otro. Nos estaba dando el sol de la tarde en pleno. Hacía MUCHO calor. El aire acondicionado que había instalado en el pasillo no tenía ningún efecto. Entre eso y el madrugón decidimos tumbarnos un rato a descansar.

Media hora más tarde me encontraba metida en la cama hecha un ovillo. Si tocaron a la puerta no lo oí; el caso es que en algún momento la chica de la agencia apareció en la puerta de mi cuarto y me desperté de golpe. Sí y yo allí en pijama, metida en la cama con los pelos... ay, en fin, está claro que en el piso ese era habitual encontrar a la gente en la cama. Venía a comprobar que la habitación estuviera en buenas condiciones para poder devolverle la fianza a la anterior inquilina. "¿Te falta algo?" Sí, un café tía... "Mm, eh.. sí, creo que faltan las toallas." Y con las mismas se dio la vuelta y se marchó. No me gustaba ese piso ni las cosas raras que me ocurrían en él. 

Esa misma noche decidimos poner solución a lo del calor y nos acercamos a nuestro piso a por los ventiladores, bien los íbamos a necesitar. M. nos dijo que la anterior inquilina de mi habitación tenía el aire acondicionado encendido día y noche. No quiero pensar en cómo serían las cifras de las facturas.

****
Los días pasaron rápido a medida que dejábamos el manual de Ginecología, el de Inmunología y empezábamos con el de Pediatría. Cosas raras siguieron ocurriendo. 

Un día me levanté pensando que tenía que comprar un estropajo para el piso, porque el que teníamos no me gusta. Mientras me planteaba estas cuestiones vitales a las 8 am, me asomé a la ventana de la cocina que daba a un patio interior. Al mirar hacia abajo vi un estropajo exactamente como lo había imaginado tirado en el suelo. Esa mañana bajé con la excusa de la bolsa de la basura a rescatar mi nuevo estropajo. ¡Tómalo! También me dio la oportunidad de conocer al portero: un chico más o menos de mi edad, con el pelo rubio y los ojos claros que se pasaba el día leyendo a través de unas gafas de Harry Potter un libro lleno de números y fórmulas. Era un poco rarito. 

El piso nuevo tenía sus ventajas: era mucho más nuevo, estaba reformado y totalmente equipado y estaba recién pintado. Por la pinta ya te digo que costaba mucho más que el nuestro, que es mucho más modesto. Pero tenía sus inconvenientes: había mal olor en la cocina y, por consiguiente, en mi cuarto que estaba justo al lado. Esto ocurría por dos razones importantes: el lavavajillas y las bolsas de basura. 

Las chicas no lavaban las tazas y platos después de usarlos sino que los metían en el lavavajillas y ahí se podían quedar días (¿semanas?¿quién sabe?). Llegaba un momento en que no había ni vasos, ni tazas así que tenía que remangarme y haciendo de tripas corazón, ir a rescatar alguna del lavavajillas. Asqueroso. En cuanto al otro asunto, al parecer hay edificios en los que la gente deja las bolsas de basura por fuera de la puerta principal de la vivienda y el portero pasa a recogerlas (no sé con qué frecuencia). Yo estoy acostumbrada a tirar la basura según se llena la bolsa, aunque sea a diario. No soportaba la idea de ir acumulando basura. También muy asqueroso. 

No te creas que las noches eran mucho más normales: despertábamos bañadas en sudor y según me levantaba me iba a la ducha directísima. Las almohadas eran de risa.. eso y dormir en plancha, eran lo mismo. Cuando encontraba la forma de tener el ventilador casi en mi cara y una posición cómoda, abría el bar de abajo (que por fuera tiene un cartel de "Cubatas 3,50") y la gente se ponía de tertulia hasta las tantas. A veces me daban ganas de tirar un cubo de agua para abajo como en las películas, aunque al final lo que hacía era darme la vuelta. Los últimos días de estancia allí ya le había pillado más o menos el truco a todo. Estaba un poco más cómoda y por las noches me ponía una peli en el ordenador y me iba a la cama felizmente. Aún así, echaba de menos mi piso, mi cuarto, mi mundo. 

****
Finalmente llegó el domingo, día de la mudanza. ¡De vuelta a casa! Mis compis hicieron su mudanza cuando pudieron así que el domingo a mediodía sólo quedaba yo en el piso. Habíamos salido la noche antes y había dormido hasta tarde. Era domingo, joer (¡cáspita!)... El caso es que desayuné rápido y mal porque estaba recogiendo todo. Cuando lo tuve me di cuenta de que tendría que dar dos viajes. Lo que hice fue dejarme lo más pesado para el segundo viaje, cogería un taxi entonces. Me encaminé hacia Islas Filipinas con mis cosas a cuestas (a cuestas porque hay que subir una pechadita). El primer viaje fue cansado pero al llegar al piso se me quitó todito. Vi el baño nuevo y eso me dio fuerzas para volver a por lo que me quedaba. ¡Ya me quedaba menos! La segunda vez tenía que pasar por la oficina de la agencia a dejar las llaves y allí pensaba coger el taxi. Para mi diversión, llegado el momento me di cuenta de que la cartera con el dinero, tarjetas y todo, lo había subido en el primer viaje así que a no ser que hiciera auto-stop, tendría que ir a pata. El viaje me costó un triunfo, pensaba que me iba a desmayar. Eran las 2pm y en la calle hacía mucho calor, había desayunado poco y encima cargaba a mis espaldas unos cuantos Kgs. ... Casi me caigo redonda un par de veces. Casi se me salen dos costillas. Casi... Pf, para cuando quería llorar ya había llegado a mi piso. Mi maravilloso y fabuloso piso de Islas Filipinas. Así que solté las cosas y me dejé caer en mi sillón. Una parte de mí quería decir "adiós Mundo" pero otra parte de mí quería ponerse a recoger y limpiar.
¡¡Teníamos baño nuevo!! 
Ganó mi lado neurótico y me puse a limpiar todo lo que pude, a recoger mis cosas y para cuando se hizo de noche ya estaba de nuevo instalada y todas mis cosas estaban otra vez en su sitio. Después, estuve hablando con mi familia por teléfono y contándoles la odisea de la mudanza. Finalmente, salté a la ducha. OH, sí. Me va a costar marcharme de este sitio...


miércoles, 13 de agosto de 2014

Ya han caído dos

Estamos de vuelta en nuestro (maravilloso y fabuloso) piso de Islas Filipinas. Parece que ha sido el momento propicio para que las dos chicas se pusieran malas. A. está afónica, tiene placas en la garganta y está tomando antibióticos. B.V. está incubando algo virico. Espero no ser la siguiente, o me tocará por probabilidad algún protozoo raro. Yo me mantengo fuerte, será por la leche vitaminada y el ejercicio... o simplemente porque mi habitación está separada del resto de dormitorios y no me acerco mucho a ellas. No sé cuánto resistiré, pero seguiré informando.


lunes, 28 de julio de 2014

Madrid, paso tras paso

Museo del Traje, Madrid


La mejor manera para descubrir una ciudad es caminando. A mí me encanta. Cuando quiero avanzar un buen trecho viajo en metro y el resto, lo veo en movimiento, con las manos en los bolsillos y todos mis sentidos puestos en marcha. Sobre todo el de la orientación. Me gustan especialmente el verde de los árboles y el azul del mar aunque muchas veces aquí es la dura piedra la que agarra mis pasos. El asfalto no me da miedo; ni cruzar a destiempo. Una vez he trazado mi ruta no miro mucho los mapas. Prefiero ir de aventurera y, si me pierdo, no hacerme la nueva sino fingir que quería llegar exactamente a ese lugar desconocido. De esta manera creo que andando puedo alcanzar cualquier lugar. Ningún sitio es demasiado lejos; ninguna meta, imposible.  

lunes, 21 de julio de 2014

From London to Madrid

Madrid no se parece en nada a Londres. Ya lo sospechaba pero este finde de pateo por sus calles he terminado de convencerme. Claro que nadie me había comparado estas dos ciudades; lo que ocurre es que Londres es mi único precedente de capital Europea. Y esto es precisamente lo único que tienen en común porque de resto, se parecen los mismo que una castaña se parece a un huevo. Nada.

Para empezar, los edificios son muy diferentes. Los madrileños son lo que se dice castizos, de tejaditos, balcones con persianas antiguas o llenos de flores. Al pasar cerca de algún patio interior o viviendo en él, como es mi caso, se entiende el origen del radio-patio (se oye TODO) y la gente, aún sabiéndolo no baja el volumen, ¿para qué? Si todos nos vamos a enterar igual de que mañana se espera ola de calor y la factura del gas ha subido estrepitosamente.

Ayer mientras caminaba por la calle, un señor se asomó a su balcón y se puso a cantar 'Amore mio' a mí y al barrendero que estaba por allí. Sin duda esto no pasaría en Londres ni después de salir del pub más animado del Covent Garden.

La gente va muy bien vestida, eso sí. Me refiero al nivel: hombres con chaqueta y corbata caminando con 35ºC por la sombra. Olé ellos. En Londres ayudaba que la temperatura no pasara de los 20ºC ni en Agosto y lloviera con bastante frecuencia. Mi duda es, ¿qué medio de transporte es el preferido? Porque en Londres está claro que, ya sea en traje o con chupa de cuero, todos se mueven indudablemente en Underground. Aquí me da la sensación de que la gente prefiere la guagua (el bus), aunque sea por el hecho de ir viendo el paisaje, antes que meterse en los farragosos túneles del metro.


C/Vallehermoso, Madrid

domingo, 20 de julio de 2014

De flor en flor

Madrid tiene lugares mágicos, como la Rosaleda y el Parque del Oeste. Visitas obligadas. Los domingos son días de evasión mental. El mejor marco para eso son las rosas, calles ruidosas y bocadillos de calamares. 



martes, 3 de junio de 2014

¿Deb, sabes qué es el Feng Shui?

El otro día leí lo siguiente: 
"VIVIR EN ESPACIOS desordenados nos demuestra, según el feng shui, que nuestra vida está llena de bloqueos. Esta disciplina oriental defiende que las habitaciones ordenadas son aspectos de nuestra vida que funcionan con fluidez, mientras que los espacios desordenados están impidiendo nuestra atención porque algo nos está bloqueando, obstaculiza la libre circulación de energá y nos impide avanzar. Una buena manera de facilitar el desbloqueo personal es poner orden en casa, guardar cada cosa en su sitio o deshacernos de lo que ya no es útil, dejando, así, espacio para que entren nuevas ideas y experiencias."

- Revista Mente Sana, Jorge Bucay.
De esto pude hacer una gran deducción: necesito ayuda. Nunca he creído en el feng shui. Lo primero que me viene a la cabeza cuando me lo planteo es un jardín cuadrado con arena blanca dentro y un tío con un batín marrón con un rastrillo ordenando el universo. No me preguntes por qué el batín marrón. Lo del desorden ya me lo decía mi madre desde que era pequeña: ¡¡¡Deb RECOGE!!! Pero ni ella con sus miles de intentos pudo hacérmelo procesar. Vivo entre mi marabunta de trastos y así soy feliz. No te sé decir hasta qué punto mi caos puede ser significativo de que haya bloqueos en mi vida. Mi día a día no está libre de sobresaltos, como el de cualquier otra persona. Pero creo que la ranita atrapa-clips que está colgando en un mini-pozo en mi estantería no tiene la culpa. (Si la encuentras en la foto, haz +1, ¡jajaja!).